Crónicas de mi Lado Oscuro

Cuando era niño creía que si las montañas cambiaban de forma eran porque unos gigantes lo movían y no el desplazamiento del auto que recorría sus laderas. Creía que el terminal terrestre significaba que era el sitio donde terminaba la Tierra; también tenía la idea de que el Gato Cósmico vendría a ayudarme cuando tuviera líos con los deberes de la escuela. Creía que las nubes eran hechas de algodón; que las vacas de color café daban chocolate cuando eran ordeñadas, y que las hormigas construían sus casitas de pan cuando les arrojaba migas cerca de su hormiguero.

Qué sencillas son las teorías de los niños, llenas de irracional lógica.

Vivir es un riesgo. No me refiero desde un punto de vista trágico, sino a los constantes cambios que surgen, no por el destino esta vez, sino por nuestra propia acción de palabra y obra.

Alabamos, repudiamos; opinamos, criticamos; acordamos, discordamos; defendemos, traicionamos; confortamos, herimos. Cualquiera de estas y demás acciones cambian nuestro sendero y los cercanos a nosotros. Un “Te quiero” consolida una Alianza; un “me exasperas” genera una rencilla. Un acto de lealtad enaltece, mientras que una traición desacredita.

Hacemos el bien y hacemos el mal al mismo tiempo. Toda acción implica una consecuencia positiva o negativa que marcará el curso de nuestras vidas.

Herimos y nos hieren, debemos vivir con esos errores y aciertos que cometemos en cualquier momento. Sería sencillo retroceder el tiempo y corregir aquellas partes erradas, pero no se puede; lo único posible es confrontar lo hecho en el presente y cerciorarse de no cometer la misma acción de nuevo, así como convivir con las heridas cual silencioso recordatorio de lo que no debemos hacer.

“Procurar vivir sin hacer daño al prójimo” es una máxima de la Hermandad que implica mucha responsabilidad. No es fácil ponerla en práctica más es un referente para no cometer errores tan seguido.

¿Te ha ocurrido, en algún momento, que ciertos aromas te son agradables apenas los distingues, he incluso te recuerdan a algún pasaje de tu vida? En lo personal me ocurre que cada vez que mi olfato percibe algo agradable, me sucede lo antes descrito, así que a modo de ejemplificación te contaré el Top Five de los aromas más interesantes según mi gusto.

Gasolina: cada vez que paso por una estación de combustible, no puedo evitar inhalar este aroma de origen petrolífero, ya sea el de gasolina extra o mejor aún el que se usa en los aviones ya que son diferentes al olfato; simplemente me gusta, lo que no ocurre con el diesel que me marea y da nauseas.

Café: recién servido, sea cargado o en capuchino, sentir el vapor que cosquillea la punta de la nariz, a la vez que relaja después de un largo día.

Mujer en celo: Es un aroma difícil de describir. Está demostrado que el sudor produce un olor distintivo en cada ser humano, algo así como una marca particular, pues bien este olor suele despertar mis instintos y a la par me relaja cuando me abrazan. De hecho sólo a dos mujeres he percibido dicha marca: Alexandra y Lucy.

Lavandería: Cuando cruzo cerca de una local de lavandería rápida que pululan por la avenida Amazonas, me llega ese olor característico de la ropa recién salida de la secadora.

Desinfectante: El desinfectante de fragancia floral que distribuye Supermaxi es de aparición reciente, y me trae a la memoria la casa de Sara, a Dubai... y otras cositas más.

Bien, espero haber sido lo más ilustrativo posible, ahora es tu turno de que me digas que aromas te gustan más, desde luego en tu pagina o allá en mis comentarios.

Nota de última hora: también me encanta el aroma de esencia de vainilla, considéralo como una yapa.

Imagino lo que se estarán preguntando: ¿Qué sabe un Demonio del amor? Pues digamos que, a lo largo de mis siglos, conozco y he visto lo suficiente como para dar una posible explicación a una interrogante que posee muchas definiciones,

¿Que es el amor? Existen muchas respuestas.

El amor es construcción.- dicen que fortalece la voluntad humana para ser mejor.

El amor es destructivo .- Cuando el efecto del amor desaparece, por desengaño o por no ser correspondido, deja ruinas en el interior del espíritu, algo así como las huellas que deja un holocausto nuclear. Reponerse a las heridas y reconstruirse uno mismo es una tarea que demanda tiempo y a la vez entereza. Muy pocos logran resucitar.

El amor es adicción .- En especial si tiene connotaciones destructivas. Si bien el lado conciente advierte que es mejor no hacerse más daño, el lado inconsciente quiere sentir el sufrimiento y la humillación, todo por no tener el valor de encarar lo evidente, pero por sobretodo por no tener el valor para encarar sus conflictos internos. Al igual que el adicto común, las dosis son más altas, pero el remordimiento que deja la resaca es cada vez más potente, llegando incluso a la locura por poseer más dosis. El cuadro de un adicto es similar para quien es poseído por el amor, porque ya no razona con claridad, solo quiere más y más.

El amor es sexo.- El amor es un pretexto para la fornicación. La pasión es más tangible que el amor, pero tiende a desparecer más rápido. Cuando la pasión se extingue, el amor desaparece a mediano plazo.

El amor es la ruptura del equilibrio.- La expresión “él o ella me mueve el piso” tiene mucho sentido. El equilibrio emocional es muy importante, pues permite actuar con celeridad, si alguien rompe ese equilibrio, pues se degenera en un caos emocional.

El amor es dependencia.- Parecido a la adicción, cuando el amor aparece el individuo se vuelve un autómata incapaz de tomar decisiones, desde elegir la marca del dentífrico hasta decidir ayudar a un amigo.

El amor es posesión.- El amor tiende a la suposición de poseer al complemento como si fuera un objeto. Esto conlleva a creer que el complemento le pertenece a él y solo a él y por tanto no tiene derecho de interactuar y observar a otros que no sea a su “dueño”. Esto da origen a los celos (y ya saben que los celos son síntomas de inseguridad) añadan los factores de adicción y dependencia y la consecuencia de destrucción saldrá a flote.

El amor es intriga.- Es parte de la posesión, que, llevada por los celos convierte un cuadro lleno de dudas y sospechas la mayoría infundadas.

El amor es dolor.- Es la consecuencia cuando el amor se termina o cuando no se es correspondido, la misma que estará latente hasta cuando se cierre la herida y se recupere el equilibrio. La agonía infringida es tan fuerte que a veces lleva a una muerte lenta o al suicidio.
El amor es biológico.- Es el producto de una larga evolución con un solo fin: la perpetuidad de las especies. Del punto de vista biológico, las especies tienen temporadas de celo, las hembras se ponen más atractivas mientras los machos compiten entre si por el derecho a la cópula.

El amor es una formalidad.- La sociedad inventó eso del amor para garantizar la perpetuidad de una sociedad. Se sigue el proceso de enamoramiento y luego el matrimonio con el fin de la adquisición de posesiones materiales, lo cual mueven los engranes de una economía de consumo capitalista. Sin dinero, no hay amor

El amor es una farsa.- Solo es un estadio efímero como un cambio climático. Es una farsa porque enceguece la razón, debilita el orgullo y arruina el equilibrio, lo cual tiende a generar los actos más desatinados desde una escena de celos hasta una muerte.

El amor es una búsqueda inútil.- Muchos pasan toda una vida buscando el amor, esa trillada “media naranja”, cuando lo que se obtienen son engaños, decepciones y frustraciones, lo cual demanda una pérdida de tiempo y energía. Sólo cuando se confrontan los miedos y se recupera el orgullo se llega a la conclusión: EL AMOR NO EXISTE. Y si existe, es la causa de los actos más irracionales del género humano.

“Cuán tranquila y pacífica sería la vida sin amor”
William de Baskerville (El nombre de la Rosa)

La semana atrás se supo del caso de una joven italiana que estuvo diecisiete años en coma y se generó el debate sobre desconectarle el aparato de soporte vital o dejarla así permanentemente. Su padre argumentaba que su hija en vida le pidió que, si algún momento estuviera en estado vegetativo le practicara la eutanasia, en tanto grupos políticos y religiosos se oponían por considerarlo un asesinato y pecado respectivamente. El senado italiano hizo un intento por legalizar la eutanasia, pero irónicamente, mientras los políticos se hallaban entre la espada y la pared, la joven murió de paro cardíaco.

Hablar de la eutanasia es casi tan complejo como hablar del aborto (léase el post del año pasado sobre el aborto), si bien son dos términos distintos, no deja de generar discrepancias de quienes están a favor como los que están en contra.

La eutanasia, o muerte asistida, es un recurso en la cual consiste en aliviar el dolor de un enfermo en estado irreversible y/o vegetativo, mediante la obstrucción de su suporte de vida o vía aplicación de una inyección letal.

Por un lado, están los puritanos religiosos aduciendo que solo Dios es quien puede quitar una vida, y quien lo hace cometería un terrible pecado. Del punto de vista legal, la eutanasia es vista como homicidio, y por eso a los médicos se les tiene prohibido ese recurso.

No obstante, también se debe tomar en cuenta el pro de la eutanasia. Primero, todos sabemos, y en especial en esta era de crisis económica global, que los servicios médicos no son nada baratos, y peor aún si se trata de mantener con vida a alguien desahuciado. Mensualmente, los familiares de un paciente irreversible deben desembolsar sendas cantidades de dinero, al extremo de ir a la quiebra o recurrir a los prestamistas; lo que acarrean más problemas que soluciones. Pero más que el factor monetario, se debe tener en cuenta el lado humano de quien sufre. Muchos pacientes en estado irreversible o en estado vegetativo, atraviesan por indescriptibles dolores, al estar atado a una medicación o a un equipo de manutención, se nota en sus semblantes la angustia por tener que soportar una terapia de tal grado de sufrimiento, todo por subsistir forzadamente un día más. ¿Qué es mejor: verlo sufrir inútilmente en vida o aliviar su dolor con una muerte rápida y piadosa?

Desde mi demoníaco punto de vista, considero que tanto los puritanos como los políticos deberían respetar la decisión del enfermo y de sus allegados en caso de que dicho paciente se halle en coma, puesto que esa decisión es personal y digna, ya que no se trata de un crimen, sino el de morir con dignidad cuando ya no existe posibilidad alguna.

La eutanasia no existiría si el Gran Morboso fuera en verdad comprensivo, pero este hecho demuestra que no lo es.

Nota: si yo estuviera en una situación de coma o enfermedad irreversible, autorizo a que se me aplique la Eutanasia sin objeciones de ningún tipo.

La tarde fue favorable y no llovió por unas horas. Nos acomodamos en ese cuarto de hotel, donde vienen los amantes a desfogar sus ansias.

Estamos tu y yo a solas, pero no es ese el motivo por la que alquilamos una habitación.

- Hay algo que siempre quise hacer con una mujer – digo mientras saco mi celular.

- ¿Y qué es? – me preguntas, sentada al borde de la cama.

Elijo la canción preparada desde hace meses, y dejo que se escuche en el celular recostado en la mesa. Me acerco a ti y extiendo mi mano.

- ¿Bailas conmigo?

Tomas mi mano abrazándome mientras hago lo mismo. Mis brazos rodean tus caderas y tu apegas la cabeza a mi pecho

Ahí, entre los murmullos de las parejas que se entregan a sus impulsos carnales, nos movemos con la canción romántica fluyendo del celular, una melodía suave jamás bailada, una melodía que será tuya y mía como un pacto silencioso.

Y aquella canción nos acompañó antes de entregarnos a nuestros placeres oníricos.

- Me gusta hibernar contigo – dices antes de cerrar tus ojos, e hice lo mismo después de ti.

La ira me invade en estos momentos. Sé muy bien cual es el motivo, pero no te lo diré, simplemente porque no me interesan los comentarios predecibles. Prefiero admitir que está en mi recorriendo todo mi ser como un corrosivo virus, dejarla que fluya en vez de reprimirla, como solía hacerlo antes de mi resurrección.

Dejo que invada cada parte de mí al ritmo de mi música y mis visiones. Me dejo llevar por mi lado oscuro al que me he consagrado. Ser sincero conmigo mismo al menos es un consuelo.

No insistas en que te dé una razón, porque no la entenderías. Es un asunto que sólo me concierne a mí solamente. Así que no te esmeres en brindarme tu ayuda, pues no es prescindidle.

Permanece en tu prisión de marfil. Yo veré cómo canalizo toda esta ira recorriendo mis instintos.

Dentro de la variedad de facciones que existen entre los humanos es el conocido puritanismo del que algunos son adeptos.

El puritanismo consiste en seguir fanáticamente los mandamientos de tal o cual religión, a la vez que crea el temor al qué dirán, y a la intolerancia que ellos generan frente a sus similares “pecadores”.

Privarse de vestir bien, de comprar cosas exclusivas, de comer bien, de fornicar, en fin, de todos los placeres es para que lo que existe el puritano, debido a las consabidas prohibiciones de su religión, ya que con estas restricciones se cree que se alcanzará el paraíso luego de haberse inmolado toda una vida.

Además de la privación de los placeres, el puritano se preocupa mucho por lo que opinen los otros en un afán de mantener una imagen “decente”, pero que a escondidas siente codicia por un celular, le llega envidia por una amiga, o se masturba viendo una película “sucia”. Lo grave es que el puritano también censura y critica a quienes tienen una forma de vida sin moralidad, tildándolos de depravados o demonios, por el simple hecho de vivir sin complicaciones a su modo.

En definitiva: el puritanismo, más que un medio para promulgar un ejemplo, es generador de intolerancia, aborrecimiento y conflictos internos muy graves.

Los puritanos van al cielo, los Demonios van a donde ellos quieren ir.