Wednesday, September 25, 2013

 

Lágrimas y frustración



El dolor de una pérdida es enormemente indescriptible, al punto que las lágrimas no bastan para mitigar.


A veces pienso que el destino es un ser en extremo degenerado que actúa en complicidad con el Gran Morboso: todo lo que se ha conseguido y lo que se ha luchado con tanto esfuerzo puede desaparecer de modo muy abrupto e incluso cruel.

Parte de mi vida se ha ido así de irreversible. Lloro de pena, lloro de furia al borde de maldecir. ¿Acaso la vida se reduce solo a sufrimientos? ¿Acaso ser feliz es un lejano espejismo? Mis lágrimas no tienen esa repuesta.

Si tanto te gusta el sufrimiento ¿Por qué simplemente no me liquidas de una maldita vez, en vez de hacerlo del modo lento y cobarde? Ni siquiera tiene el valor de responderme eres un Gran Morboso, un mísero cobarde.


El dolor seguirá en mi por mucho tiempo, por ahora debo enterrar lo que perdí. Pude haber sido una buena madre y tú me lo quitaste. No puedo evitar odiarte por esto.

 

Tusami



Desde lo alto del edificio, se aproxima una ola gigante tan enorme que mis horrorizados ojos no logran abarcarlo. Su agua es turbia, se acerca con pereza mortal, con el ruido de las edificaciones aledañas que se quiebran a su paso.


Mi cuerpo está helado por la impresión de lo que atestiguo, estás a mí lado y tomo tu mano. Aquella masa de agua descomunal parece tener vida propia, su agua sucia choca violentamente hacia a mí, rompiendo los cristales y separándome de ti. Apoyo mis manos ensangrentadas para levantarme, grito tú nombre, te busco entre la gente que se pierde desesperada en la marejada, pero no oigo respuesta tuya. Grito tu nombre una y otra vez, entonces me doy cuenta que estoy solo entre la ciudad destruida. No hay más que estructuras dobladas, calles cubiertas de barro, muerte… y silencio.

This page is powered by Blogger. Isn't yours?