Tuesday, November 28, 2006

 

En el Crepúsculo

En el crepúsculo de un noviembre lluvioso, vi a dos adolescentes abrazados en la esquina de una olvidada calle. No les importaba que la gente los viera ataviados con el uniforme del colegio, sólo les importaban ellos, los abrazos sus besos y nada más.

En sus caras vi el reflejo de su mutuo afecto; se miraban, se reían, se besaban y volvían a abrazarse. Las hormonas propias de la adolescencia rebozaban con la llegada de la noche.

Tal derroche de cariño intenso trajo a mi memoria recuerdos de tiempos mejores, de la mujer que amé hace quinientos años atrás, cuando nos citábamos tras el viejo molino abandonado, donde nos escondíamos de la lluvia y la noche y nos prodigábamos nuestros sentimientos. A veces cantaba y bailaba para mí o simplemente nos quedábamos abrazados mientras el tiempo durara, entre caricias atrevidas y besos enérgicos.

... Fueron los mejores momentos de mi vida.

Por eso, cada vez que veo a una pareja en esos irrepetibles momentos, no puedo evitar transportarme a lo que viví aquel lejano tiempo, cuando me disfracé de humano por primera vez.

 

YUKINO

- ¿Llegaré puntual a clases? - es la misma pregunta que hace Yukino cuando se despierta.

Sin revisar su reloj, para no sentirse más apurada, se viste a prisa con el uniforme del colegio, hace una pose sexy frente al espejo y corre a la cocina al tercer grito de “!Desayuno!”

- ¡No hay tiempo! ¡No hay tiempo! - Yukino bebe de prisa el jugo de naranja, agarra un pan caliente con mantequilla y corre a alcanzar el bus hacia el colegio.

Las clases transcurren como un día más (al menos por esta vez ha llegado a tiempo). En el recreo, Yukino se rodea con los chicos de su edad. A sus dieciséis años, ayuda a algunos, soporta las niñerías de otros. Siente a veces que el escenario se ha equivocado con ella; a veces esta harta de oír conversaciones tan superfluas como la moda y los chismes recalentados de quien se acostó con quien.

- Si este fuera otro sitio – dice para sí -, se darían cuenta de mi verdadero poder.

Al terminar las clases, Yukino busca respuestas a las dudas que no preguntan sus compañeros, se niega a ser una conformista como ellos.

Por eso busca respuestas y aceptación cuando convoca a Croxus, el demonio de alas negras. A su lado, Yukino se siente ella misma, no necesita simular como lo hace cuando está en el colegio; no vacila en preguntarle a aquel demonio lo que su curiosidad desea; prefiere sus respuestas antes que las de un santurrón.

Después de despedirse de Croxus, tras haber compartido un rico helado, Yukino vuelve a casa. Escribe sus asuntos en una bitácora secreta. A veces se siente sola e incomprendida, pero sabe que es parte de su aprendizaje.

Mira la pulsera metálica, un fino obsequio de Croxus y el girasol conservado en un cajón y en su memoria. Yukino sonríe y se acurruca bajo las cobijas de su cama. Mañana será otro día para aprender. El aprendizaje nunca termina para nadie.

- ¿Llegaré puntual a clases? – es la misma pregunta que hace Yukino justo antes de dormir.






 

Sobre las Malas Compañías

A lo largo de mi camino, me he encontrado con gente de todo tipo a los cuales les he acompañado no por lo que tienen, sino por lo que son; pero a los que menos he tomado en cuenta son a aquellos que han tratado de complicarme la vida.

Mucha de la gente que he conocido me ha defraudado, sea traicionando mi confianza, utilizándome o burlándose de mí. Al menos eso ocurría en los años en que estuve en Vietnam. Posteriormente, a partir de mi Primera Revolución, descubrí que no tiene sentido brindar una alianza a quien no lo merece. A partir de ese entonces me volví más selectivo al momento de otorgar el estatus de Aliad@ a quien lo merece, y procurando a la vez mantenerme lo más alejado de aquellos que traten de hacerme daño.

Y es que las MALAS COMPAÑÍAS son un lastre del que es mejor evadirse, ya que no aportan en nada positivo; solo causan problemas que afectan el equilibrio de uno como una gangrena. Mientras más alejado esté uno de esa gente dañina, menos serán las calamidades que se tendrán, y desde aquel sitio se podrá ir al ataque en caso de que el indeseable pretenda agraviar.

Debido a esta actitud, he carecido de esas malas compañías. Por ello, el rango de Aliada@ no se lo otorgo a cualquiera.

Monday, November 20, 2006

 

Buscando (Version Karekano)

El siguiente escrito es una transcripción del ending de Karekano titulado: "Buscando" (Creo que así se llama) Espero les guste.
¿Qué es lo que estás buscando?
¿Es algo difícil de hallar?
buscaste en tu bolso y en tu escritorio,
pero no lo puedes encontrar.
¿Aún quieres seguir buscando?
¿No bailarías en cambio conmigo?
¿No desearías sumergirte en un sueño conmigo?
Sin permitirte siquiera descansar
y reprimiendo la risa,
arrastrándote y arrastándote,
¿Qué cosa tan importante podrías buscar?
Cuando paras de buscar
a menudo esque ya lo encontraste.
Bailemos
¿No desearías sumergirte en un sueño conmigo?

Monday, November 13, 2006

 

Un deseo

Marzo 18.

Wholfyld: Creo en ti, tú presencia me da alivio. Solo en ti puedo confiar. Te quiero mucho.
Croxus: Yo igual, Wholfyld.
Wholfyld: Gracias por quererme tal como soy.
Croxus: Eres de mis mejores amigas, Wholfyld.
Wholfyld: ¿Seguiremos nuestro camino hasta el final?
Croxus: Toma mi mano. Estaré a tú lado mientras viva.

...Nunca te olvides de mí,
nunca te olvides de mí.
Mientras haya un amanecer,
mientras haya un atardecer
estaré ahí para ti.

Nunca te olvides de mí.
Mientras haya un sueño
y un ideal que compartir
estaré junto a ti

Nunca te olvides de mí,
Mientras la memoria no duerma
y la Alianza persista en el tiempo,
nunca te olvides de mí...

 

Sobre la Soledad

La soledad es una de las tantas constantes que no podemos eludir, que está en nosotros aunque lo neguemos. Nacemos solos y solos morimos.

Para bien o para mal, la soledad está ahí, inamovible. A veces es fructífera cuando nos incita a crear o reflexionar; a veces es cruel cuando se deja llevar por el rencor o la pena.

Por eso el ser humano busca la compañía de otr@s, para que su soledad no sea evidente y la vida no se tan amarga.

Todos estamos solos, por eso nos juntamos con quienes deseamos compartir ese espacio frío y tornarlo en algo que sea aliciente. La única ocasión en que no nos sentimos solo es cuando hacemos el amor; la soledad se esfuma por unos momentos y nos sentimos vivos.

Depende de uno compartir esa soledad con quienes nos sentimos queridos o no. Solo así nuestra vida será llevadera.

Yo estoy solo, pero prefiero compartirla, enseñar y aprender antes que ser devorado por la soledad y el olvido.

 

Manipulador

Inventas una mentira tras otra para esclavizarme
y poseerme a tú antojo.
Me usas cual vacía muñeca.

Eres una mentira
que jamás debí creer.
Sólo sabes confundir e imponer.
¡Maldito seas!
Sólo eres un vil manipulador.

Usas mi cuerpo, tomas mi vida y quieres más.
Juegas al desvalido, juegas a ser dios implacable: un gran hipócrita.

Eres una mentira
que jamás debí creer.
Sólo sabes engañar,
tus palabras son trampas
con garras maléficas

Me juzgas sin compasión, me tomas diciendo que me amas
Me olvidas haciéndome sentir culpable: un error más.


Tú máscara ha caído tarde, lo sé.
Ahora huyo sin ser cobarde.
No lo soy por más que grites.

Eres una mentira
que jamás debí creer.
Todos tus golpes los devolveré,
¡Maldito seas! Sólo eres un vil manipulador.

Monday, November 06, 2006

 

La cacería III

Haz lo que debas hacer, Lord Croxus. No vaciles, no tengas piedad.
(Darth Sidius)


La lluvia nocturna caía sobre Darth Croxus, bañando su lúgubre cuerpo en las afueras del parqueadero, cerca del hangar de despegue. Ni un levi-auto estorbaba el sitio frente a él y ellos: el arrogante “Darth” Lumjôl y su acompañante, la joven Paula.

Los ojos de Croxus se mostraban rojos de ira más que congoja. Sujetaba el mango de su espada luminosa, ansioso de encenderla.

El fornido Darth Lumjôl dio un paso provocador.

- Vaya. El famoso Darth Croxus me ha encontrado. Pensé que nos dejarías escapar.

El Sith no dijo nada, seguía aferrado a su fiel sable.

- Ten cuidado, querido – le advirtió la mujer de ojos marrones -. Lo conozco. Es un Sith muy peligroso.

- ¿Tan peligroso que mató de Darth Moftawn así de sencillo? – se mofó -. Era un idiota. Cualquiera podía vencerlo, ¿Cierto, Croxus?

La lluvia comenzó a caer con violencia. Croxus levantó la barbilla, dejó que su mano encendiera su espada, y sin decir nada avanzó hacia. Lumjôl con un golpe de tajo, pero aquel tipo contuvo el ataque en un rápido reflejo de su espada.

- Eres fuerte, Croxus – congratuló Darth Lumjôl - ¡Pero no tanto como yo!

Paula se refugió cerca de la astro-nave lista para huir del planeta. Vio cómo Lumjôl arremetía contra Croxus con energía y elegancia. Croxus apenas podía contener los ataques.

- ¿Qué pasa, “Sith”? – se burló Darth Lumjôl - ¿Eso es todo lo que tienes? ¡Será fácil acabar contigo!

Darth Croxus evadió otros dos ataques más, el último rebanó a la mitad un levi-auto. Lumjôl seguía arremetiendo obsesivamente, consiguiendo evasiones del rival en vez de un golpe definitivo.

Darth Lumjôl tomó ventaja de un descuido de Croxus, levantó su mano levitándolo y lo impelió con excesiva brusquedad contra una pila de contenedores hexagonales. Al notar que no existía movimiento desde el montículo, Lumjôl dio media vuelta con una mueca de triunfo en su rostro. Al fin había dado muerte al más notorio de los Sith.

De pronto, Paula y Lumjôl oyeron un ruido metálico, Lumjôl regresó a ver al montículo y vio pasmado que los contendores salieron expulsados, y desde su centro aparecía una figura mucho más temible.
La lluvia cayó con más furia. Un sorpresivo relámpago iluminó el cuerpo de Darth Croxus, quien gritó con toda la ira reservada en su interior, en tanto sus ojos despedían un rojo de miedo. Dio un formidable salto y corrió encendiendo su espada hacia Lumjôl, acometiendo con movimientos veloces para el desprevenido fanfarrón. Croxus blandió su arma y derribó a Lumjôl de una patada al rostro, dejándolo desarmado. Antes que este se levantara, el feroz Lord Oscuro extendió sus manos levitando a Lumjôl a unos cinco metros y descargó sus rayos contra él tan despiadados que hizo que gritara como un condenado.

- Divertido – dijo él, dirigiéndolo contra una valla y un remolcador cual bola de energía. Finalmente lo dejó caer frente a él, ahora Lumjôl era un esperpento repleto de cortaduras y humo productos de los rayos.

Croxus extendió la mano, atrayendo el sable de Lumjôl tirado a unos metros, tomó la suya, y aguardó a que el rendido intentara levantarse.

- ¿Creíste que ibas vencerme? – su voz fluía como un rugido de horror -. No conoces nada del Lado Oscuro de la Fuerza. ¡Nada!

Encendió las dos hojas. Lumjôl logró ponerse de rodillas y luego se irguió al fin tambaleante. Su rostro de cínico estaba chamuscado, pero no era impedimento para que exhibiera un gesto de pavor gigantesco. Croxus paladeó el momento y hundió las hojas luminosas en le torso del desvalido hombre, levantándolo como a una raída marioneta de carne que no hacía más que chillar.

- ¡No debiste provocarme! ¡Disfruta de tú error, “Darth” Lumjôl!. Los aullidos secaron cuando las dos espadas rebanaron el cuerpo a la mitad en un fulminante zumbido.

Paula, que vio todo el duelo, quiso correr, pero sabía que no huiría tan lejos. Vio a Croxus caminar hacia ella.

- ¡Lárgate! ¡Lárgate! – gritó la mujer, pero se calló cuando algo invisible estrujaba su cuello. Croxus se acercó con la mano apretada, señalando la traquea de Paula.

- Debería matarte personalmente – dijo él, con el mismo tono aterrador -, pero no quiero que mis manos se manchen con tú sangre – y la liberó de su asfixia. Paula recuperó el aliento penosamente.

- ¿Qué vas a hacer conmigo? - Preguntó ella entre la tos.

El Sith miró por última vez a la mujer, mientras que sus soldados, que custodiaban la zona, se reunieron al concluir el enfrentamiento.

- Toma tú nave. Ve a donde quieras – Se alejó de ella con sus hombres.

Paula se levantó y subió la rampa de la astro-nave. Una vez ya sentada frente a los controles y con el dolor latente en su garganta, la mujer inició el despegue.

La nave se elevó presurosa, siendo observada por Croxus.

- Capitán Qyron.

- Sí, mi Lord.

- Esa nave no debe llegar a los 300 metros.

- Como lo ordene, mi Lord.

Darth Croxus se encaminó a su transporte sin volver a mirar al cielo. Solo oyó el estallido de la nave, derribada por un disparo de cañón láser.

 

El sabor de tus labios

Tus labios saben a miel,
a gotas de lluvia al amanecer;
saben al calor que aletarga el tiempo
y envuelve nuestros cuerpos.

Tus labios saben a brisa serena
tras hacer el amor,
a fragmentos de inocencia perdida
formando un lazo único tuyo y mío

El sabor de tus labios despierta todo lo que soy para ti.

 

Conejita, Conejita

Una de mis fantasías más escondidas (y eróticas), además de las chicas con cachitos, son las chicas de las que visten como conejitas de playboy.

Esta clase de afición ocurrió en los años en que estuve en “Vietnam”, cuando las hormonas estaban en su desarrollo. Uno de nuestros compañeros solía traer revistas para adultos y solíamos ojearla en los descansos en la “barraca” hasta la llegada de la siguiente “escaramuza”. Poses sexuales y productos de uso erótico, se mostraban ante mis ojos novatos, pero por sobre toda esa muestra (que en parte me gustaba) destacó un numero especial de la revista playboy que mi pobre inglés traducía como las conejitas del año 1990. Fue allí que las vi: risueñas, solas o en grupo, vestidas con esos ajustados trajes formando sus suaves curvas, un par de mangas sujetando sus muñecas, la corbatita de moño rodeando sus delicados cuellos y las orejas de conejo adornando sus sueltas cabelleras. Habían conejitas de todo color y gusto: azules, verdes, negras, lilas; morenas, rubias, pelirrojas; latinas, asiáticas, europeas... eran las mujeres más deliciosas que un adolescente de la época como yo pudiera desear y de las que no puedo ignorar cuando las veo (no me pregunten como)

Las conejitas de playboy son la clase de fantasía que me gustaría realizar alguna vez, cuando halle la mujer indicada. (Es uno de mis deseos antes de morir)

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