Crónicas de mi Lado Oscuro

A último momento acudí al sitio de tu boda, me coloqué discretamente donde no me reconocieras. La marcha nupcial empezó a sonar dentro de la iglesia, y te vi pasar, caminando despacio al ritmo de la música entre emocionada y radiante, te veías muy hermosa.

Intentaste hallarme con tu mirada, pero me fui antes de que me encontraras. Si me hubieras descubierto, tendría que esperar observando la ceremonia – ya era demasiado verte -, y acompañar a la comitiva a la recepción que reservaste, entre música de violines y bocados al aire libre de un día soleado, a fin de acercarme y cruzar unas breves y forzadas palabras.

Que bueno que no me encontraste… dejé que la envidia y las preguntas sin respuestas plagaran mi mente, no impedí que el llanto se aferrara en mi rostro. Me retiré rápido, muy rápido; caminé sin rumbo por la ciudad sin poder eludir la frustración… y por esta vez, en mucho tiempo, dejé a mí instinto tomar mis decisiones. Entre al primer prostíbulo que vi, pase los 20 dólares a una chica con tu nombre y forniqué con ella, el mismo día de tu boda…