Monday, October 08, 2012

 

Votos cuestionables (Todo acaba)

Llevaron 20 años casados, tanto en la boda como en el trámite en el registro civil se juraron amor eterno, “en la riqueza y la pobreza, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe”. Pero el destino es caprichoso y hasta injusto…

A Ruth le diagnosticaron Parkinson. La enfermedad es de por sí incurable, los tratamientos con medicamentos sólo atenúan los síntomas pero avanza despacio e irreversible.

Oscar sobrellevó la tragedia de su esposa al inicio con abnegación y cariño, procurando estar con ella entre darle la dosis indicada por el médico y soportar los arranques de locura que da la enfermedad… pero a la final todo tiene un límite.

Tres años pasaron y Oscar se cansó. Se cansó de darle los medicamentos cada 8 horas, de soportar el ruido de los platos caerse cuando su esposa arrojaba al piso repentinamente enojada arguyendo que la van a envenenar, además de la frustración de no poder tocarla cuando le llegaba la necesidad de hacerlo.

Fue por eso que pidió el divorcio a ella antes que su mente empezara a empeorar. El trámite tomó menos de un año. Oscar tomó sus cosas y se marchó de lo que fue su hogar por más de 20 años entre los reproches de sus hijos ya adultos. Dos años después conoció a otra mujer, se casaron y al año siguiente tuvo una hija. En otras palabras siguió su camino sin mirar atrás, sin mortificaciones ni arrepentimientos.

Con este antecedente me pregunto ¿Acaso existe el amor verdadero o tiene fecha de caducidad? ¿Acaso el amor verdadero solamente está reservado para las películas, la literatura y los comerciales superfluos?  ¿Hasta qué punto sería hacer lo justo cuando se acaba el amor?  

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