Sunday, June 24, 2012
Terro-sensualirífico
Eróticamente me tienes miedo.
Miedo de que recorra y acaricie aquellos lugares donde tus anteriores amantes
no han llegado; miedo a que desvista no solo tu ropa sino tu instinto, en tanto
mi voz llegue a estremecerte el oído y el último poro de tu piel, para decirte
lo deliciosa que eres con solo mirarte.
Mi erección no miente cuando me
coqueteas disimuladamente cuando juegas a la niña traviesa. Sabes que puedes
romper el sello que divide entre mi cariño y el desenfreno por llevarte a la
cama y ver de qué estás hecha, pero no lo haces; tu falsa moral impuesta te lo
impide.
Qué temes mujer, ¿Qué después de
haber sido consumidos por el sexo te haga de lado como lo hacen los
fornicadores baratos o que te llegue la
culpa relatada por tus padres?
En el fondo me deseas, yo lo sé.
Quieres dejarte llevar por mis caricias en un irresistible acoso escoltado por
tus gemidos y ser tú misma que, llevada por tu lascivia, dirija mi lengua a tus
pechos y mis dedos a la abertura lúbrica para luego finalmente alojes mi
miembro a tu abertura ansiosa y actúes poseía por el momento entre el sudor y
tus palabras desaforadas expulsadas con fuerza a cada embestida. Quieres
sentirte deseada, amada, penetrada, una mujer entregada a la pasión, con tu cuerpo invadido por el clímax y tu voz por
testigo. Mas ese miedo que tienes por mi te enclaustra.
Cuando te hayas desecho las dudas
y el peso de esos temores, cuando seas abierta contigo misma y seas capaz de
admitir tus deseos, sabes cómo buscarme.