Crónicas de mi Lado Oscuro

Me confieso ser un ser idealista, es por ello que no encajo en este escenario. Pero a qué viene esto, te preguntarás. Bueno pues, ya que no me considero alguien, como diría el resto que vive una rutina, normal; tengo una percepción, una conducta que va muy lejos de la conocido. Es decir que tengo cualidades peculiares en la que sigo mis propias normas.

Entre esas normas, está lo referente a las interacciones con la otredad concretamente a la denominada amistad. Y es que para mí, la amistad es un nexo que valoro y cultivo con quien merezca hacerlo. Es por ello que he establecido diversos niveles con la otredad. Están La Alianza, es decir mis mejores amigas o amigos, están luego l@s amig@s en primer grado, luego l@s amig@s en segundo grado, luego vienen los compañeros y finalmente los desconocidos.

Muy concretamente voy a referirme a lo concerniente de la Alianza femenina ya que tiene mucho significado para mí.

Como lo habrás notado, no me considero alguien amiguero; soy de las personas que tantea el terreno antes de dar una opinión. Es por eso que no doy mi amistad a cualquiera que no lo merece, especialmente cuando se trata de del estatus de Aliada. La candidata debe demostrar muchas cosas: Ser confiable, de mente lúcida, leal, noble, consejera, y tener ese singular rasgo peculiar que las hace únicas. (Por eso tú eres única y al mismo tiempo perteneces a mí círculo)

Cuando la candidata ha demostrado esas aptitudes procedo a otorgarle el Estatus de Aliada.

Ser Aliada, es más que un título entregado por un Demonio como yo, es un vínculo que encierra una amistad más sólida, con todos los privilegios y responsabilidades que ello implica.

Privilegios: confidencialidad, actividades varias, guiar en caso de dudas, complicidad, conferenciar temas sin censura, vínculo especial. Etc.

Responsabilidades: Disponibilidad de tiempo, conservar información clasificada, sugerir consejo oportuno, hacer presencia cuando se es requerida.

Tanto los privilegios como responsabilidades son RECÍPROCOS. Centrándonos en las responsabilidades de mi parte, procuro conservar el contacto, pues una amistad de alto grado requiere ser cultivada. Una llamada telefónica, una sesión de chat, un e-mail, o por último un mensaje de celu, son recursos que me sirvo para saber cómo están (estás), Como va todo, necesitan (as) consejo, y se me harán (ces) el honor de concederme una audiencia.

Parte de la responsabilidad es el de estar presente cuando se me evoque. A Ti y todas las demás integrantes de mi círculo les consta que he estado ahí cuando me han necesitado, retando a las actividades y al tiempo, y en la mayoría de veces he estado a tu lado en los momentos más precisos y muy pocas veces las circunstancias lo han impedido.

Valoro mucho la amistad de cada una de ustedes. Mi lealtad y aprecio están con ustedes.