Crónicas de mi Lado Oscuro

El sueño me ha sido esquivo en la madrugada. No hago más que cubrirte entre mis brazos, un cálido refugio donde tus sueños se hallan seguros.

Mis brazos te rodean en cobijo silencioso, mientras yacemos recostados en aquella cama provisionalmente nuestra.  Alcanzo a sentir cada latido y cada movimiento de tu piel en este cuarto lejano, cuyo canto de las ranas nocturnas nos hacen compañía.

Acerco mis labios y murmuro a tu oído un secreto que de seguro lo guardaste en tus sueños… algo que sólo tú lo sabes. Mis dedos acarician tu labios, sin atreverme a besarlos; me conformo con seguir tocándolos junto con los contornos de tu rostro.

Sigues dormida con una expresión tan tranquila como si no lo hubieras estado en mucho tiempo. Te acomodas un poco más en mi pecho, y tu cabello cubre tus hombros semidesnudos.

Es la primera vez que paso la toda noche abrazado a una mujer y es de las pocas veces que puedo sentirme un poco más relajado.