Friday, March 23, 2012

 

Lluvia de pan

De pequeño notenía muchos juguetes, o los que me hubiera encantado tener. En vez de ello, mi
mamá me enseño a jugar con los sapos y las hormigas.
El primer patio de mi casa, cuando vivía en el sur, era pequeño. Entre las flores del jardín, mi mamá me ayudaba a capturar unos sapos color crema con motas cafés; ella me enseñó a nunca hacer daño a un criatura viva. Imaginaba que montaba en su lomos en una cabalgata fantástica por los cielos; o los ponía en mi mano para verlos muy de cerca, y luego los devolvía donde los había encontrado dejándolos libres.
Otra actividad que me encantaba era ir a alimentar a las hormigas. Mamá tomaba un trozo de pan y lo desmenuzaba cerca del hormiguero, yo hacía lo mismo. En minutos cientos de hormigas salían a arrastrar las diminutas migas, rocas de pan para ellas, algunas podían hacerlo individualmente, otras en conjunto. Yo las miraba concentrado, al punto de ponerme pecho en tierra, de cómo se ingeniaban para mover las migas; y cuanto el hormiguero lograba estar casi limpio, provocaba otra lluvia de migajas y otra vez las hormigas salían a recoger el “diluvio”.
Podía estar un buen rato observando sus destrezas para mover semejantes trozos insignificantes para el ojo humano, pero valiosas para ellas.Hoy en día, cuando tengo algo de tiempo y veo un hormiguero, tomo un trozo de pan y creo una llovizna para verlas una vez más y recodar una parte de mi niñez.

Comments: Post a Comment



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?