Sunday, July 03, 2011

 

Después de la pasión

Terminaron de hacer el amor con al caída del último rayo de la tormenta. La mujer de negros cabellos dejó la posición de arriba que tanto le gustaba para recostarse al lado de él. Su sexo aún palpitaba por la fuerza de aquella eyaculación, al tanto que los jugos de la pasión se escurrían de ella. Le encantaba esa sensación posterior al clímax.

Esta vez no hablaron, como la última vez. Ambos sabían que solo era un arranque de sus instintos, un desahogo. Miraron al techo con los cuerpos desnudos que absorbían el calor de la habitación.

- Me he dado cuenta que no podemos seguir con esta mentira.

- ¿Qué insinúas? – inquirió él.

- De no poder mostrarnos en público, y más que eso, formar algo tú y yo.

El hombre se volteó a verla.

- Ya hemos hablado de es esto muchas veces. Estamos en una condición que no es favorable para los dos. Tengo mis asuntos y tú los tuyos. Sería deshonesto mostrarnos.

- ¿Y no es igual de deshonesto lo que estamos haciendo: vernos a escondidas como si lo nuestro fuera algo inmoral?

- ¿Por qué siempre tienes que topar eso?

- ¿Y tú por qué eres tan frío? – replicó ella.

- Los sociólogos vemos el entorno con frialdad – explicó él, un poco ofendido.

- No todos.

- Eres soñadora, eso me gusta de ti – replicó el hombre, tratando de terminar la discusión -. El amor es sólo pasajero, era predecible que llegáramos hasta este punto.

La mujer se levantó molesta. Se colocó rápido el sostén y el interior lilas, al igual que la blusa roja y el jean negro; se calzó las botas al apuro y tomó de mala gana el bolso de lentejuelas, saliendo del cuarto del hombre de un portazo.

- ¿Por qué siempre tiene que ser frío y hasta cruel? – se preguntó ella - ¿Por qué voy a su cama, sabiendo cómo es él?

En una de las clases de análisis social en la facultad, había oído que todos los miembros de una sociedad tienden a guardar las apariencias, para no sentirse heridos, pero eso conlleva a una actitud hipócrita, por no decir paradójico.

- Él, sí es un hipócrita - pensó ella -. Habla de buscar paradigmas para ser honesto y él hace lo contrario, escondiendo sus temores en una habitación y destruyendo las creencias de otros.


La joven se dirigió a la universidad. Se quedó en la biblioteca hasta la tarde. Cuando dieron las tres, se encaminó a la clase de análisis social. Tom{o asiento en una de las bancas del rincón, sabía que pronto volvería a verlo, y esta vez lo miraría distante.
Los últimos alumnos entraron al salón de clase y él fue quien cerró la puerta. Aquel hombre miró de reojo a la mujer con quien tuvo sexo en la mañana y dijo:

- Sigamos con la clase. ¿ De qué hablamos ayer?

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