Wednesday, September 30, 2009

 

Sobre los Reallitys shows

Recuerdo que, en uno de los primeros escritos que hice en mi humilde blog mencioné algo referente al Gran Hermano: un conocido programa de televisión, cuyo formato maneja lo que se conoce como reallity que en castellano significa realidad.

Los programas de realidad o reallity, como gusten llamar, pretende llevar al espectador una situación no simulada, con personajes comunes en condiciones de reaccionar sin tapujos en una parte de la realidad previamente delimitada por sus respectivos creadores. De esto modo se ponen a prueba los conflictos, dudas, intereses, prejuicios, ambiciones, bajas pasiones, engaños, discusiones, etc para quienes participan de este tipo de espectáculos, todo con un fin: ganar un premio, y tal vez un reconocimiento dentro de la farándula de segunda.

El premio suele ser según el tipo de programa. Van desde los 50 o 200 mil dólares, hasta cumplir un sueño, y hasta los hay cursis como la boda de tus sueños, o la fiesta de quince soñada.

La finalidad de los realitys no es solamente explotar la resistencia de los participantes con los periplos ya señalados, sino saciar la morbosidad del espectador con un tipo de entretenimiento vulgar y degradante, palpando las vicisitudes de quienes están dentro de una pantalla, sin actuaciones ni guiones; es decir que gustan devorar una parte de la realidad de la mano de obra del show.

Programas como Top american model, Latin american idol, pop stars, Gran hermano, Survivor, Bailando por tus sueños ( por la boda de mis sueños, por la casa de mis sueños etc) buscando a la sexta Candela, Fama o drama etc, etc, etc tiene en común lo antes mencionado: poner prueba la integridad de los participantes o humillarlos al extremo como lo hace Fear Factor, “proponiendo” comer el corazón agusanado de un buey por 50 mil dólares.

Otra razón por la que la “gente” ve esta clase de programas es por sentirse “Dios”. Admítanlo. ¿Quién no ha celebrado el momento que alguno de los participantes de los programas ya mencionados fue eliminado del concurso por su mal desempeño, asimilando esa escena como si de una mini-muerte se tratase? Al ser testigo de esos momentos, el espectador se siente todopoderoso, incólume. Y lo más irónico, la mayoría de ellos viven un reallity en macro, donde no hay salario y ni premio; un reallity a tiempo completo visto por un solo ser, ya saben de quien hablo. Yo lo llamo el Gran Morboso, ustedes lo llaman Dios.

Repetiré un ejemplo que describí hace mucho. Los que han visto Matrix recargado habrán notado que Neo se encuentra con el Arquitecto, el creador de la Matrix. El Arquitecto, un anciano de apariencia venerable posee miles y miles de pantallas desde donde observa a todos los integrantes de su creación, sus logros, fracasos, iras, tristezas, alegrías, envidas, lujurias y hasta actos extremos como asesinatos de todo tipo, así como infinidad de carnicerías innombrables. Al igual que los espectadores comunes, el Gran Morboso disfruta de las peripecias de sus integrantes, con la diferencia de que él pone las pruebas, decide quien vive o muere, quien debe ser millonario y quien debe caer en la pobreza.
Es él quien mira al conglomerado a todo rato, riéndose de las calamidades, de las humillaciones que algunos pasan por obtener un trabajo para subsistir, e incluso masturbándose cuando los sorprende en pleno acto sexual.

Volviendo al primer tema, los reallitys shows son un programa de entretenimiento vulgar y barato, que atonta al espectador impidiéndoles ver su desgracia propia. Con respecto a lo macro, el primer paso para rebelarse es hacerle notar al “Arquitecto” que nadie es objeto para su distracción y deleite. Sin embargo muy pocos se atreven a confrontarlo. Por eso, a la gran mayoría que no tiene la capacidad de cuestionar el macro-reallity les viene el refrán: “El universo es un Gran hermano. Dios es un Gran Morboso.”

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