Wednesday, August 05, 2009

 

Tras el regreso

La joven se recostó al lado de él, después de hacer el amor. El placer de poseerlo, de sentirse acariciada tras meses sin verse comenzó a desvanecerse. Solo quedaron el sudor de sus cuerpos, la cama adolorida tras la pasión, las pulsaciones aceleradas que deja el orgasmo y las palabras que escapaban entre uno y otro gemido.

Ella sabía que no debía verlo, pero lo hizo. Tal vez por costumbre, por necesidad de darle gusto a su joven cuerpo o porque en el fondo de ella aún sentía amor por él, por aquel muchacho de mirada triste.

El cuarto seguía igual, desde la vez que ella le terminó. Una computadora tatuada con adhesivos de pájaros, el armario verde donde guardaba la ropa desordenada, unos libros de dibujo que se mezclaban con las películas de DVD de guerra que tanto le gustaba. Un afiche de una grácil sirena empotrada en la pared fue testigo de la escena de sexo desbocado sin rastro de afecto. Ella lo sabía, solo fue sexo y nada más. Miró las prendas que convivían momentáneamente con las del joven entre las calientes cobijas, y suspiró.

- No debí venir.

- No debimos terminar en la cama, Sonia – replicó él.

- Para serte sincera, te extrañé, por eso vine apenas supe de tu regreso. Pero ahora no sé qué pensar.

- ¿Lo disfrutaste?

- Sí. Me gusta hacerlo contigo, por eso quería sentir tus caricias al menos una vez más.

Él no contestó, prefirió guardar silencio. Sonia pasó su mano encima de la cicatriz en forma de ave incrustada en el antebrazo que él se había hecho con bisturí.

- Tú no vas a cambiar, ¿verdad?

- No, y lo sabes – contestó él -. Por eso terminamos ¿Acaso lo olvidaste?

- No lo he olvidado – Sonia recogió presurosa sus prendas, vistiéndose sin importarle que él la miraba ensimismado.

- Si sales de esta habitación, te pido que no vuelvas más.

Sonia se abrochó el jean, tomó su bolso a rayas, pero antes de salir respondió:

- Me hubiera gustado entenderte.

La puerta se cerró. Sonia siguió caminando sin mirar atrás, apurando el paso para no volver a esa habitación y quedarse con aquel hombre.

Atravesó media ciudad en el primer taxi que la rescató. Al llegar a casa se secó las lágrimas y fue directamente a su cuarto. Levantó el cobertor que guardaba el vestido recién confeccionado.

Acarició el vestido de novia.

Mañana, una parte de ella moriría en el altar.

















































Comments:
Oh!!, me gustó ese final!. Linda historia, hermosa! :)
 
Gracias. me vino a la mente en una tarde, luego de ver algo de anime.
 
wow!! esta a lo bestia!! bueno perdon por haberme desaparecido taaantooo tiempo... pero estoy algo ocupada y para ser franca quiero estar sola un buen tiempo... suerte demoniaco!...
 
Yukino: Entiendo. Ya he oído eso antes (aunque sé muy bien que son bajo otras circunstancias) Tómate tú tiempo, pero no me olvides ¿ok?

Estaré de tú lado.

Abrazos.
 
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