Crónicas de mi Lado Oscuro

No suelo repetir la misma ilustración, pero anoche, cuando revisaba unos archivos, me tropecé con esta. No sé si leíste lo que escribí años atrás, donde usé esta imagen para describir la coyuntura de aquel entonces. Claro, aún no nos conocíamos, pese a que te conté de mi gusto por escribir en mi blog y además porque todavía no te otorgaba el estatus que tienes ahora.

Ya casi son tres años de aquel incidente, y si, utilicé esta imagen para explicar cómo me sentía interiormente: mi orgullo destrozado y lacerado, en el umbral de la agonía.

Al mirar de nuevo esta ilustración, me pregunto ¿Cómo pude sobrevivir a semejante impacto? Recuerdo los días dolorosos, cual terapia intensiva, y las lágrimas derramadas con cada punzada que proferían mis heridas. A ti te consta mi semblante de ese tiempo, mi mirada perdida con escalofríos de tristeza, pues sentía que algo en mí estaba muriendo y las lágrimas fluían de pena y furia al sentirme fragmentado.

Fueron meses decisivos en las que enfrenté de una vez mis consabidos conflictos. Y vencí. Fue allí que descubrí muchas cosas, así como mi identidad. Afortunadamente tuve tú apoyo, me diste esperanza, también tuve el apoyo de Edith y Amy, así como el de Sara con quien experimenté un encuentro cercano.

Si bien la duda persistirá sobre cómo pude resurgir, sólo te diré que soy la prueba viviente de mi resurrección, la misma que ha dejado tanto cicatrices como lecciones en mí memoria, lo mismo que la refortificación de mi espíritu.

“LO QUE NO TE MATA, TE HACE MÁS FUERTE”