Crónicas de mi Lado Oscuro

Caminaba de la mano de mi novia. Nunca me había sentido tan feliz en mucho tiempo. La verdad no sé desde cuando la conocí, pero no importa; el estar a su lado es suficiente para mí.

- ¿En que piensas? – me pregunta ella y yo la detengo a mitad de la acera.

- Te amo – digo sin vacilar.

- Yo también te amo – me responde. Por un momento me quedo callado, entonces decididamente la miro a los ojos.

- ¿Quieres casarte conmigo?

- Si, ¡Sí quiero! – me responde ella muy dichosa.

La abrazo con todo mi amor y frente a nosotros aparece una mesa y sobre ella un documento. Cerca de nosotros está el juez civil, testigos y amigos.

Ella firma el papel muy emocionada y me extiende el esfero. Iba a estampar mi firma en el acta de matrimonio, cuando me detengo.

- ¿Qué estoy haciendo? – me digo entonces -. Juré que esto jamás ocurriría. ¡Ya sé lo que pasa! ¡Aún sigo dormido! ¡Debo despertar! ¡Debo despertar!

Y justo antes de firmar mi sentencia abro mis ojos. Siento mi respirar agitado. Reviso el reloj, son la seis de la mañana.

- Qué pesadilla – digo finalmente aliviado.