Crónicas de mi Lado Oscuro

Observo sentado desde la mesa del bar en, algún lugar de la avenida Amazonas, Mientras Amy y un conocido de ella hablan de un diseño de página web; me desconecto y miro a mi alrededor.

Me convierto en observador.

Una extranjera pide un jugo de mora mientras enciende su laptop; el típico grupo de chicos se sientan frente a la pantalla de televisión, y piden una orden para picar mientras esperan el partido del equipo de turno; la camarera se contonea con su charola al compás de sus caderas forradas en jean; en un rincón, una chica habla por celular acerca de lo bueno que esta su compañero de curso; más allá una pareja se sienta en un sofá y comienza a besarse, en tanto uno se pregunta como un tipo de barriga abultada logró conseguirse a una chica como ella.
- La plata - responde otro – Todas son unas materialistas. Solo les importa la plata y un buen carro.

La música de la cantante Jewell sigue fluyendo por el local. En ese momento, un grupo de amigos se sienta cerca de mi mesa, una de las chicas se inclina demasiado en su sillón y puedo atisbar el color de su panty. Rojo, no está nada mal.

La charla se pone animada, mientras sigo en silencio escrutando. Las bebidas y los bocadillos vienen y van junto con las risas ajenas. El ambiente me trae recuerdos de situaciones similares, en las que me encuentro ajeno del sitio.
¿Sabes? Por más que lo intente, no puedo dejar de sentirme desencajado en lugares como este.