Crónicas de mi Lado Oscuro

Esa noche mencionaste algo que escribí hace ya tiempo “Fui un exiliado” “Condenado al exilio”.

- Sonabas como víctima – finalizaste.

Víctima. Si se toma esa palabra en la acción de inmolarse para pedir compasión, no lo soy. Me he pasado toda una noche buscando un sinónimo que reemplace a esa palabra cargada de tragedia de segunda, pero sencillamente no la hay.

¿Como llamarías a alguien que fue expulsado por una de las personas más queridas, sin dar un explicación lógica, solo por el simple hecho de actuar por el bienestar de ella (Una Aliada en este caso), al extremo de sacrificar todo su ser?, pues exiliado (¿o se te ocurre una palabra mejor?)

No busqué ser víctima. Únicamente describí todos los padecimientos que atravesé en esos meses: los días interminables, las noches insoportables, angustia, la pesadilla en mis ojos mientras estaba despierto o dormido, lágrimas regadas en todo momento, principios de anorexia, un vacío doloroso en el pecho al punto de rayar en el colapso, orgullo destrozado, la mítica cicatriz en mi antebrazo derecho, sangre, furia, oscuridad lamentos, el miedo horrible al caer ese abismo tan negro como mi miedo temporal a la soledad, la visión de estar al filo del final y después nada...

¿Como resurgí? ¿Cómo el demonio Croxus reunió nuevas fuerzas oscuras y ser lo que es ahora? la respuesta está en algún sitio de este blog anónimo. Respuestas que dudo sean encontradas.
Después de todo lo descrito, ¿Insistes en llamarme víctima?

Cuando veas y sientas lo que yo, lograrás entenderme y me darás la razón; solo espero que ese día nunca llegue para ti: es una experiencia aterradora, de la que jamás volveré a caer.