Tuesday, April 18, 2006

 

Cuento de un rebelde


Había una vez un hombre, que, viendo la injusticia que sufría su pueblo bajo la opresión de un imperio, decidió tomar para sí una profecía; la llegada de un salvador ungido por dios, quien guiará al pueblo elegido hacia la libertad.

Con sus conocimientos como curandero, viajó por toda la nación ocupada, sanando enfermos, muchos de ellos incurables. La gente al saberlo, asumió tales sucesos como milagros.

No sólo aquel hombre era un curandero, sino que tenia el don de metafísica, podía caminar sobre las aguas, invocar a la lluvia, y hasta levitar objetos y así mismo. También era un filósofo y un gran retórico.

Todas estas virtudes, el hombre lo usó con sólo fin: rebelarse contra el imperio y sus traidores. Fue de pueblo en pueblo, curando y predicando palabras tan peligrosas como la espada:”Amaos los unos a los otros”, “Lo que es del César que sea”, “El que esté libre de pecado que arroje la primera piedra”.

Los nobles del territorio, y en especial los sacerdotes, vieron en él una gran amenaza; aquel hombre no sólo levantaría al pueblo contra el imperio, sino contra sus intereses de dominación. Pero sabían lo debían hacer en su momento.

El curandero formó un grupo de seguidores que lo obedecían fielmente, estos le llamaban maestro. Con ellos planeó lo que creyó su rebelión.

Basándose en la profecía, entró a la ciudad capital montado en un burro sobre un camino de ramos, hizo un escándalo en el templo –para provocar a los sacerdotes- y preparó su última cena, donde pidió a su ayudante de confianza “Lo que debas hacer, hazlo ya”.

Los sacerdotes no esperaron mejor oportunidad oír el mensaje del “traidor”. Mandaron soldados en su captura, tuvo un juicio “rápido y justo”. Al día siguiente, bajo el cargo de impostor e insurgente, el curandero fue llevado a la cruz, donde tuvo una muerte espantosa.

Sus seguidores esperaron a que los soldados se ocuparan del cuerpo, que fue depositado en una cripta, y en la noche se apropiaron del finado maestro, con lo que se cumplió la profecía de que el salvador se levantaría de entre los muertos. La gente empezó a creer y comenzó a rebelarse contra la opresión

Los sacerdotes, viendo que el curandero logró su cometido de rebelión, se apoderaron de su doctrina, creando bajo sus enseñanzas un nuevo imperio, distorsionando su historia y sus mensajes de rebeldía. Estos falsos hombres de fe impusieron un nuevo régimen basado en el temor a dios y la culpa del pecado. Tal orden no sólo que destruyó al viejo imperio sino contra todo aquel que no aceptara la culpa o que tuviera indicios “satánicos”.

Desde ese entonces, hasta ahora, lo que una vez fue el sacrificio de un rebelde se tornó en el imperio más rico y corrompido del planeta, que se dedica a infundir, miedo, culpa dolor y odio, en su nombre.

El resto de la historia ya lo saben.

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