Monday, March 06, 2006

 

Profanador



Entré al gran salón con Amanda, un sitio frío. La oscuridad era dueña del entorno a pesar de las muchas velas que poblaban los corredores y los altares.

No sentí miedo pero sí un estremecimiento hasta el quinto paso. Sentí muchos ojos detrás de mí, ojos invisibles en la oscuridad, penetrantes, inquisidores que me amenazaban como el sacrílego que soy.

No me detuve y caminé al lado de Amanda con mis pasos entre el ominoso eco, las miradas invisibles intentaban herirme como puñales venenosos.

Mi amiga se detuvo frente al mártir de su devoción, colocó una vela a modo de ofrenda, hizo una breve plegaria y se levantó.

- Vámonos - dijo al terminar el rezo.

Me di vuelta con ella caminando muy altivo, orgulloso de lo que soy frente a los enemigos que jamás solicité (fanáticos que no practican su credo), porque la santidad no se mide en los rezos sino en las acciones, y no me importó si todos esos “fieles” vieron en mí la marca del enemigo.

Fue una de las pocas veces que entré a una iglesia, lo paradójico es que la mayoría de los demonios están ahí.

Comments:
...el bien contra el mal, no creo eso, creo en la razon contra el mal.
Demonios, si existen y su batalla es contra el hombre, Un pinche angel caido no tiene la fuerza para enfrentarse a Dios, por eso busca herir lo q él mas ama, nosotros.
 
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