Monday, March 27, 2006

 

Desengaño


¿Por qué tienes esa maldita costumbre de pisotear mis esperanzas? Sólo me diste una precaria calma y todo lo que sentí en este efímero lapso se evaporó al calor de tus frases.

Duele. Por eso detesto descubrirme. Por eso es que me protejo tras mis escudo, y ahora vuelvo a él herido, porque al fin tu imagen ilusoria ha desaparecido. El velo al fin a caído de mis ojos: ya no estás, ya no existes.

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