Wednesday, March 01, 2006

 

Celos, malditos celos



Mientras acompañaba a Lucy de vuelta a casa, ella hizo el ritual (por así decirlo) de llamar a su novio por celular.

- Hola amor. Ya estoy saliendo del trabajo. Sí, estoy sola, voy a tomar el bus. Te llamo en cuanto esté en casa.

La misma perorata sucede cuando Anibal, su novio, la llama con un hosco “¿Dónde estás?”

Cuando concluye la llamada pregunté:

- ¿Por qué no le cuentas que estás conmigo?

- Porque es un celoso - dijo ella, en tanto guardaba el celu en su bolso -. Le molesta que me acompañen otros hombres, en especial tú.

- ¡Eso es estúpido! - protesté -. Tú y yo somos amigos.

- Lo sé - trató de calmarme -. Pero dice que cuando no estoy con él busco a su reemplazo (o sea tú). Yo le digo que es preferible que vaya acompañada de un amigo antes de que algo malo me pase. Pero dice “Ya eres una mujer grande, sabes cuidarte sola” - suspiró -. No le hago caso, no es dueño de mí.

Ese Anibal es un idiota, pensé para mí, y como él hay muchos más que pertenecen a los Celosos Anónimos.

Los celos, en el caso de los hombres, van ligados con el machismo. Son impulsos que reflejan tanto la inestabilidad como el temor del hombre.

Biológicamente, los celos son una conducta ofensiva a fin de que otro macho no pretenda procrear con su hembra (de ahí los duelos entre la mayoría de los animales) pero, como animales superiores que somos, no deberíamos comportarnos así.

Respecto a la inestabilidad, los hombres presentan una obsesión por la posesión de lo que obtiene. “Esto es mío y de nadie más” “No veas porque es mío y sólo mío”. Esta clase de conducta proviene de cómo ellos han vivido en sus hogares, digamos que es un mal generacional (sus, padres y sus abuelos fueron así)

Esas reacciones viscerales son más evidentes cuando de una mujer se trata. “¿A quien ves?”, “¿Quién es él?”, “No te juntes con él”, “No trabajes”, “No te vistas así, pareces puta”, “Haz lo que te digo”, etc. Tales actitudes enfermizas desencadenan en su mayoría en maltratos físicos y sicológicos, hasta llegar a cometer los crímenes pasionales más brutales.

Estos comportamientos van ligados al temor. Los celos son síntomas de temor ¿Qué es lo que teme el celoso? Sentirse olvidado, en confrontación con hombres “mejores” que él, engañado; pero también significa que él teme sentirse vengado. Es decir, le gusta engañar, manipular, pero nunca sentirse del otro lado. Si tal persona engaña a su mujer con otra, hará hasta lo más ridículamente posible para que no le hagan lo mismo. “El que nada debe, nada teme”.

Las mujeres, en su mayoría, tienen su grado de culpa al elegir mal a sus parejas (léase mujeres mal llevadas) y el círculo vicioso sigue rodando. El hombre también tiene su culpa. Si sus actos fueran los más sinceros, no tendría porqué mostrar esos infantiles cuadros de celos; además que debería respetar los espacios de su pareja. Si un hombre tiene y frecuenta amigas, ¿Por qué no una mujer en viceversa? ¿Acaso no se está promulgando la igualdad de géneros?

Toda relación de pareja se basa en el respeto y la confianza, si no hay uno de estos elementos, simplemente no funciona y se corre el riesgo de terminar en los titulares rojos de la prensa o del noticiero de la noche: Marido celoso lo confiesa todo: “La golpeé, la violé, la descuarticé ¿Y qué?”

Tal vez sea mi posición de renegado que cuestiono esta clase de cosas, pero los celos no hacen más que demostrar la incomprensión e infantilismo del que las posee.

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