Crónicas de mi Lado Oscuro

Tuve una curiosa experiencia hace unas semanas, cuando yo me hallaba en uno de los antros que frecuentan mis hermanos, los rockeros. De repente, un par señoras entraron al local, vieron las camisetas y discos, cuando una de ellas miró hacia un estante con libros apócrifos y le menciona a la otra:

- Mira lo que dice “En el nombre de Satán”, “El cuadernillo del diablo”

- Claro – responde la otra señora –. Ellos adoran al diablo.

Yo me acerqué sigilosamente como suelo hacerlo y susurro.

- ¿En serio?

Ellas me miraron, yo sonreí tenebrosamente y me incliné hacia una vitrina a mirar unos parches, dejando descubierto y adrede el espaldar de mi chompa donde se leía: “El Ángel Caído”. El par de señoras salió muy rápido, al parecer por mi aspecto y por mi “maldad”.

La verdad es que ser rockero es más difícil de lo que parece. Es más que ponerse una camiseta, vestirse de negro y escuchar música. Es una filosofía, una forma de vida y una actitud que lo llevas de por vida cuando estás dentro.

Es ver la vida fuera de los dogmas impuestos por una sociedad prejuiciosa, moldeada por unos valores a base del temor y la culpa por la religión indolente. Es cuestionarse esa falsa moral, romper con los círculos viciosos, como el machismo, la intolerancia, entre otros.

Es una construcción de tus ideales y decosntrucción de las mismas cuando has cometido un error, y tomar conciencia a diario de tus actos así como de tus equívocos.

Esa música “diabólica” nos hace ver eso y mucho más, porque también somos soñadores, de una sociedad más libre sin ataduras ni mojigaterías. Esa música “insana” nos recuerda que debemos ir por la vida sin hacer daño al otro, ser dignos de nuestros ideales. No somos perfectos, no somos superiores, ni inferiores, solo somos diferentes.

El rock es nuestra Fuerza, y para llegar a entenderla requiere de mucha convicción; esto es: desatarse de las dudas y seguirlo sin miedo, deshacerse de lo inservible a fin de cultivar el espíritu desde el rock y serle fiel hasta el final, pase lo que pase. Por que el rock está por encima de todo, incluyendo a la mujer (y viceversa).

Un rokero esta expuesto tanto a las desventajas (ser visto como un desalmado y adorador del maligno) así como a las ventajas (la satisfacción de hacer lo que quieres, hallar a tus hermanos, y ver que algún que otro aprendiz siga tus pasos)

No me avergüenzo de lo que soy. Soy un Rockero y seguiré siendo Rockero. ¡Hasta que el cuerpo aguante!