Crónicas de mi Lado Oscuro

Debido al proceso de castración social, implantado desde la imposición dogmática, cuando se negó el placer de vivir, así como la inculpación del a mujer de todos los “males”, se desarrollaron varios efectos nocivos y a la vez curiosos hasta ahora. Otro de ellos, es la “costumbre” de la mujer por compartir su vida con el hombre equivocado.

Por más liberal que se halle una mujer, por más que haya surgido a reclamar su justa igualdad y libertad, aún en su subconsciente perdura ese complejo de sentirse manipulada y hasta menospreciada por el hombre en todos los sentidos, social, emocional, laboral, etc.

Solo bastaré con mencionar lo emocional, ya que es el factor más importante.

La mayoría de mujeres provienen de hogares disfuncionales, donde presenciaron del atropello de sus padres contra sus madres. Veían como ellos las maltrataban, basándose en los estúpidos celos de macho, ultrajes verbales y sexuales, hasta infidelidades en las propias narices de sus esposas.

Pues bien, estas hijas, que luego se convirtieron en mujeres, al no tener referencias positivas de su modelo masculino, buscan consuelo en hombres que justamente concuerdan con los rasgos de conducta de sus padres, y caen en el círculo vicioso: golpes, menosprecios etc.

La mayoría de ellas siguen en ese círculo, pasando a sus hijas el mismo ritmo de comportamiento. Muy pocas se dan cuenta de que deben romper el círculo, lo han hecho, pero no lo suficiente, porque en algún o menor grado caen en alguna faceta del autoritarismo masculino.

Hay unas que “gustan” ser humilladas por los celos del macho, otras de ser insultadas verbalmente, unas que las golpeen, y otras que las engañen en su propia cara.

Conocí una compañera en la universidad que, sabiendo que el tipo con quien salía, estaba casado, con tres hijos, y dos amantes, seguía enamorada de él. O de aquella otras compañera que fue insultada en público (en el bar de la facultad) cuando el airado macho le gritó puta por vestir una minifalda con un top azul.

Lo más curiosos es que, mientras más se humilla a una mujer, mas apegada está al macho. Es como un amigo me “aconsejó”: “maltrátalas lo más que puedas, ellas te seguirán sin duda”. A veces creo que es cierto. Me he dado cuenta que pasa lo contrario: cuanto uno trata a la mujer con la debida consideración y respeto, ellas se tornan ariscas, se burlan y pisotean cualquier actitud positiva. Pero cuando se trata de los sucios ardides de los machos, caen por que caen, vuelven con él y hasta terminan en la cama..

La mujer debería tomar conciencia, como dije en otro artículo, darse cuenta que no debe caer en los errores del pasado. Si un macho las insulta o humilla, simplemente debe alejarse y evitar el pretexto de “ Estoy con él porque lo amo” ¿Llaman amor a un macho que le grita en su cara eres una puta? ¿Es amor que el macho no respete su espacio individual, su inteligencia y sus gustos? ¿Es amor que el macho le presente a la otra y le ordene que prepare comida mientras se divierte en su propia cama?

Creo que es mucha de las cosas que no entenderé...