Crónicas de mi Lado Oscuro

Nació a inicios del siglo pasado. De lo poco que se es que tuvo una vida muy dura. Casada dos veces, dicen que fue una madre estricta, que de sus siete hijos (dos ya fallecidos), dos fueron sus preferidos. Irónicamente, la favorita sobreviviente le dio las espaldas al final de sus años.

La conocí como abuela y fue buena conmigo. Me regalaba dulces y solía darme un abrazo cuando me veía. Reconozco que no llegue a conocer más de lo que mamá decía, debido a que carecía de curiosidad en torno a los conflictos familiares.

Envejeció demasiado pronto, por sus temores y los errores cometidos en toda su vida más que por la edad y murió en silencio.

La tristeza es temporal. Sé que está en un sitio mejor.

Sonrío cuanto veo tus ojos golosos,
cuando escucho mí música insignia,
cuando veo el cielo estrellado con luna o sin ella.

Sonrío cuando termino de escribir.

Sonrío cuando recuerdo un evento grato,
mientras te veo caminar.

Sonrío contigo cuando me viene el orgasmo,
cuando satisfago nuestra lascivia en una noche lluviosa.

Sonrío lo más que puedo,
Sonrío aunque no se me note.

Duermes en mis brazos. Tu rostro por un tiempo está libre de tribulaciones, está calmo, tal como lo tenias en tus años de niña. Pareces una escultura temporal sostenida por el sopor que infringe el sueño. Acaricio tu mejilla marcada por el torpe destino y tus finos labios de gatita coqueta. Es delicioso tenerte así ¿Sabes?. Desearía permanecer dormidos tu y yo hasta el acabose del tiempo lejos de este escenario hostil que tanto daño nos hace.
Pero el trolebús se detiene. Te despierto y salimos de la estación.
- Para mi sigues siendo hermosa – murmuro detrás de ti sin que llegues a notarlo.

Despertó en su cuarto una mañana de octubre, acompañado por sus últimas lágrimas y la canción que una vez la vinculó a ella sonando toda la noche.

La madrugada se marchó dejando gradualmente una luminosidad a medias, atravesando la ventana y su cuerpo semidesnudo ausente de latidos y muy frío. Había muerto. El dolor infame acabó con él.

El cuarto seguía silencioso, y el frío seguía merodeando alrededor del cuerpo postrado en su cama, rígido como una estatua de arcilla.

Una melodía lejana se filtró al cuerpo del aparente muerto, junto con un calor contagiando sus nervios, sangre, órganos hasta tocar el mismo espíritu.

Abrió los ojos. La melodía milagrosa se hizo más y más vigorosa. Cada parte de su cuerpo comenzó a salir de su letargo, cada movimiento suyo formaron grietas entre la piel muerte como un cascarón y chorros de sangre vaporizada manaron de sus intersticios... ¡Hasta que los fragmentos estallaron de un crugido! Incrustándose en las paredes.

El dolor no acabó con él del todo (por alguna extraña razón que ni el mismo sabía) Inspeccionó la cicatriz, ya no dolía, tampoco había motivo para seguir lamentando.

Se levantó y se puso frente al espejo. Miró por última vez su disfraz de humano que tanto le había encadenado y causado tantas frustraciones. Acarició su piel verdadera y pronunció su nombre, el verdadero, no el que ella conocía. El demonio se miró una vez más. Juró no volver a disfrazarse de humano jamás.

- ¿Qué miras?

- Tú calma.

- ¿Que oyes?

- Tú risa.

- ¿Qué acaricias?

- Tú cuerpo desnudo junto al mío.

- ¿Me amas?

- Eso tú lo sabes

- ¿Qué sientes por mi?

- Lo mismo que tú por mí.

Vuelves a sonreír, me besas delicadamente, tocas mi pecho y murmuras por quinta vez a mí oído.

- Hazme el amor.

Hay muchas preguntas que hacerte, pero no quiero decirlas. No es que tenga miedo, pero hay cosas que prefiero no saber, al menos no por ahora. Las incógnitas están en mi interior, metidas como una caja de Pandora, tentándome a abrirla y sacar las respuestas que satisfagan mi retorno del exilio. Sin embargo me niego a abrirla, en vez de ello la he cubierto con un manto de amnesia forzada.

Amnesia... un fragmento de tiempo arrebatado desprovisto de recuerdos, un espacio desorientado escurridizo que he dejado en temporal libertad. Exilio del exilio.

Por más que la duda me incite, no deseo seguir su capricho; elijo por el momento no abrir la caja y no buscar esas respuestas, elijo responder a tus preguntas.

... Pregúntame.

Desde el otro lado todo es distinto.
No hay dolor, ni soles hipócritas,
no hay credo, ni mujeres sacras.
Solo cuento con lo que tengo:
Un alma rugiente envuelto en euforia.

Desde el otro lado estoy despierto.
Vuelo, exploro y fornico con mis amantes.
Es mi origen donde mis deseos se sacian,
donde soy yo mismo (Croxus)

Desde otro lado todo es distinto.
Cuando termine este sueño humano, allí despertaré.

Una de mis responsabilidades como tu Aliado ha sido prevenirte de los riesgos futuros, de las trampas que deberás sortear y de las tácticas que emplearán aquellos que intenten manipularte.

Como un maestro a su aprendiz, te indiqué las posibilidades de lo que ocurriría si tomabas tal o cual senda; cual Dédalo te advertí lo arriesgado que es acercarse al sol; y cual mago te avisé lo temerario que es jugar con el fuego.

Y fue TÚ decisión no oír mis advertencias. Fue TÚ responsabilidad y solo tuya. Elegiste lo que querías elegir y tropezaste. Igual que Ícaro te acercaste al sol y caíste con el peso de la consecuencia; jugaste con el fuego cual mariposa embelesada al resplandor irreal, hasta que te dejaste cubrir por la traicionera llama.

Te lo advertí muchas veces, y las cicatrices que tienes ahora son evidencias suficientes, recordatorios que deberás sobrellevar tú sola. Lo único que puedo hacer es no juzgarte, limitarme a seguir observando desde mi oscuridad, y aguardar el momento en que decidas tomar mi mano cuando estés lista..

Ese es mi voto contigo, es el pacto que tengo contigo y con ellas.