Crónicas de mi Lado Oscuro

La misma duda se tropezó conmigo en la tarde. Si bien esta duda tiene una respuesta, no deja de llamar mi curiosidad. Lo extraño es que antes de esa respuesta no dejaba de sentirme ofuscado. Ahora que este hecho no logra afectarme, sólo percibo el deseo de buscar otra respuesta que refuerza a la primera y no lo hallo.

Si tienes la respuesta, me gustaría que me lo dijeras.


Una cosa es cierta: lo que contiene este enigma es una injusticia ilógica.

1) La forma como sonríes.

2) El interés que pones cuando me escuchas.

3) Tus abrazos sorpresivos.

4) Tú ternura.

5) La manera en que te acomodas en mí brazo.

Ya no tengo deseos de preguntar, al menos indefinidamente. Por ahora me conformo con saber lo estrictamente necesario que quieran decirme y no indagar más con ningún tipo de pregunta, así como responder cuando el momento amerite.