Crónicas de mi Lado Oscuro

Toma mi mano sin miedo,
deja que la duda duerma
y refúgiate bajo mis alas negras.

Revélame lo que merezco saber,
que compartiré lo mío por igual.
Déjame guiarte, déjame entrar,
porque quiero que hagas lo mismo por mí.

Déjame formar un vínculo, solo tuyo y mío.
Aquí me tienes al otro lado de tu reflejo, aguardando por ti,
en lo que queda de este tiempo

Toma mi mano sin miedo,
ahora que me has encontrado...

El demonio acudió al llamado aquella tarde. En la mañana vio al sol bañado en rojo en el horizonte, lo tomó como un buen augurio...

Se presentó en el sitio acordado donde la voz de la mujer le indicó. Y la vio.

Las palabras fluyeron solas entre ambos, como si volvieran a verse tras siglos de separación. Miradas similares, dolores conocidos. El nombre de ella nació de repente: Nilith.

- Y tú eres Croxus – sonrió ampliamente -. Al fin te conozco.

Ambos siguieron reconociéndose, como si ellos fueran de la misma naturaleza. Nilith le indicó una parte de sus cicatrices, Croxus hizo lo mismo. Él mostró las marcas su manos, ella mostró las mismas profundidades en sus surcos.

Se observaron en silencio unos minutos, y en ese lapso formaron un pacto de guiarse mutuamente; acercaron sus cuerpos y permanecieron abrazados con la llegada de la noche.

Tres de la mañana...

Estoy erguido en lo que fue mi cuarto. Ahora solo es un montículo de escombros inservibles. El televisor roto en cuatro garrotazos; los afiches, que adornaban mis paredes, arrancados como si ultrajara a una mujer. Mis preciados Cds originales, fueron expulsados de sus maternales cajas y pisoteadas sin consideración, crujiendo indefensas sobre mis botas. El reproductor de compactos, mi fiel compañero se muestra roto con sus circuitos saliéndole de sus brutales aberturas. Mis ropas rasgadas a cortes de mi navaja no servirán para disfrazarme, cuando vaya a la estación dentro de poco.

Tres de la mañana y sigue el silencio intentando disipar mi furia inútilmente...

...Yo te he enseñado casi todo lo que sé, y TÚ en cambio me has enseñado algo cierto: ES MÁS FÁCIL DESTRUIR QUE CREAR.

Suerte, fortuna, azar o como quieras llamarlo, es una de las muchas constantes que nos acompaña a lo largo de esta vida. A algunos les es muy favorable y a otros muy escurridiza.

La buena fortuna está ahí siempre que creamos que existe, porque mientras creamos la tendremos (ese es el secreto), sin embargo, eso no significa que debamos dejarle toda la responsabilidad de nuestros actos, eso sería una conducta demasiado inconsciente, como ir por una calle peligrosa conociendo muy bien los riesgos o quedarse embarazada teniendo muy en cuenta los días de riesgo.

Pero si eres consciente de lo que te rodea, si moldeas tu concentración en esta realidad y si vas por la vida sin hacer daño al prójimo ni meterte en problemas, pues la suerte estará ahí para echarte una mano.

Recuerda muy bien: LA SUERTE ES UNA MUY BUENA ALIADA, SI NO ABUSAS DE ELLA. Así que no la tientes, ni la malgastes, porque algún momento, como todo, se cansará y te abandonará cuando más la necesites.

Tengo motivos para odiarte, miserable ser. Me arrebataste lo que una vez apreciaba con tus sucios trucos una de esas noches. Me quitaste la inocencia, lo que una vez creí y juré proteger.

El sólo mencionarte, el sólo recordar tú nombre y tú pobre figura recubierta de falsa superioridad hace que mi furia rebrote, no puedo evitarlo...Te odio. TE ODIO por más que te haya matado, partiéndote en dos con mi espada aquélla noche de lluvia.

Una pregunta a media noche. Respuesta sin eco...

Una pregunta a medio día, otra respuesta sin eco. A cambio me pides una plegaria, una bendición a cambio de no seguir indagando.

Cierro los ojos. La Fuerza me dice muchas cosas. Tengo indicios, muchos, pero nada benignos.

¿Qué es lo que está pasando?

Tengo varias respuestas, pero prefiero oírla de tus labios, porque esta vez quiero equivocarme.

No es por insistir, no se si te hayas dado cuenta, uno de mis tantos “defectos” es mi sentido de lealtad con las personas que quiero, en especial contigo y ellas.

No puedo evitar preocuparme cuando te hallas en una crisis y trato de aconsejarte en lo que más puedo por una sencilla razón: porque me importas y por mi concepto de lealtad.

Hay momentos en que me pregunto si vale la pena seguir ese ideal y si en vez de ello debería actuar como el ENEMIGO, porque la verdad es muy fácil rebajarme y seguir sus ruines pasos y terminar hiriéndote en aras de mi propia satisfacción...

Y no lo hago, porque no te veo como un objetivo primario y desechable, porque valoro tus cualidades, porque soy incapaz de hacerte daño (haz de tu vida lo que quieras sin hacer daño al prójimo) y porque soy demasiado orgulloso para rebajarme al nivel del ENEMIGO. Soy mucho más poderoso, soy un DEMONIO y tú lo sabes.

Lealtad para mi es el grado de compromiso que tengo contigo basado en el respeto, cariño y la confianza ciega sin exigirte nada cambio. Esos atributos posibilitan que cuentes conmigo para que hagas y digas lo que a ningún común expondrías y a la vez para que yo te siga a cada momento de tu vida.

Por eso estoy contigo, porque me gusta compartir y aprender, porque hago las cosas contigo sin malicia, y porque procedo bajo mis ideales, reforzados con mi reciente auto-descubriento.

Espero que algún día llegues a valorar lo que soy a tu lado, y si lo haces, consérvame hasta que el cuerpo aguante... porque yo sí lo hago.

Inquieta, amante de las golosinas y de las respuestas ingeniosas.

Todo es nuevo para ti. Tienes ansias de descubrir, por eso no dejas de preguntarme lo que aparezca en el momento sean sencillas o comprometedoras, y yo las respondo con todo mi cariño y consejo.

Aún tienes mucho por vivir y es bueno que hayas elegido a un demonio como tu guía.